domingo, 8 de marzo de 2009

En el bicentenario de Charles Darwin

Esta es mi amada, a todos ustedes
se lo voy a contar: no sé quien
me ha dado indebidamente su rostro,
retrato de agua dulce,
retrato de agua salada,

quién ha venido a decirme: “Eduardo,
impone tus condiciones,
hoy es el bicentenario de Charles Darwin,
toma la mujer que no es tuya”,

y en pleno ejercicio del amor
con el hombre que no la ama,
he llegado a su casa:
manos seguras y firmes,
la tomo, la arranco de raíz
como se arranca una planta de la tierra,
la pongo sobre aquel animal
que llevaba conmigo
y me la llevo, me la estoy llevando,
corro con ella a perderme por los caminos,
penetro montes y montes,
y de un salto gigante que doy,
paso al otro lado de las montañas,

entro a los pueblos que había,
unos aplauden, y otros escupen en el suelo,
se oyen vivas y maldiciones,
retrato de agua dulce
retrato de agua salada;
hoy cuando el universo celebra
el bicentenario de Charles Darwin,
¿qué hacer me digo, con este rostro
ardiente que indebidamente
llevo en los bolsillos?

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