martes, 13 de mayo de 2008

Pobrecitos los poetas del barroco

Pobrecitos los poetas del barroco
Yo, chilenito, latinoamericano, por temor a que me agarren
de una pierna, me aparté
del demonio y de sus encantos terribles;
pero no me distancié de sus brazos;
convertí
el vino en agua, y el agua
en humito blanco,
y para saludar a mi amada
en sus cumpleaños transformé piedras
en encendedores para iluminar mis cigarrillos;
eso es lo que pasa con los nuevos barredores
de Europa, en estas frías tierras lluviosas
vemos el trópico en las esquinas;
en los más antiguos bancos,
los edificios de columnas romanas
de Lima o Buenos Aires;
pobrecitos los poetas del barroco: aquí todo está muy claro,
se pincha un botón en el centro de Londres
y del apagón que resulta
repercute en la ciudad de Punta Arenas
donde tengo una flor;
no hay barcos que puedan atravesar la cordillera,
ni dador de saltos en el desierto;
de lo que hoy he aprendido, resalta la palabra ‘cuchara;’
antes que el río deje de ser amable lecho rosas,
después de limpiar transparentes oficinas de vidrios,
pacientemente hago un nido calientito
donde me zambullo para encontrarme contigo.

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